Cromos
Estoy esperando a señor Mario a las puertas de su colegio. En cuanto salga, correrá hacia mí, todo entusiasmo, para abrazarme. Y acto seguido me dará el informe de cómo ha ido hoy el asunto de los cromos. Me dirá que ha intercambiado algunos de los cromos que tenía repetidos; me dirá que Jacobo no le ha traído a Mbappé, pese a que se lo lleva prometiendo desde hace una semana; y me pedirá, claro, que le compre algún sobre de cromos, aunque sea con el dinero que aún le queda de un premio de canto que ganó hace algunos meses.