Anatomía de un dandy

estilograficas.com, plumas de escribir, plumas estilográficas

Antonio Báez, autor de libros de relatos como Griego para perros o La magia del gintonic y de la novela La magia de los días, comparte con nosotros sus impresiones sobre Anatomía de un Dandy (Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, 2020), la película documental sobre el gran prosista Francisco Umbral (1932-2007).

Umbral, escritor prolífico, escribió miles de columnas de prensa y centenares de libros, entre los que podríamos citar  Moral y rosa (1975), Nada en el domingo (1988), El socialista sentimental (2000) o Un ser de lejanías (2001).

Rebajas
Parker IM - Bolígrafo Roller, Punto fino, color Negro (Black Lacquer Chrome trim)
  • Los diseños elegantes, refinados y de eficacia probada se combinan con una silueta moderna y cónica
  • El acabado lacado en negro brillante se complementa con un llamativo adorno cromado y el emblemático clip...
  • La punta del roller permite que la tinta fluya sobre el papel de forma suave, homogénea y sin esfuerzo.
  • Su forma cómoda y ergonómica se combina con el trabajo artesanal de PARKER para evocar la rica tradición de...
  • Este bolígrafo roller, que constituye un regalo asequible pero sofisticado, se presenta en un estuche PARKER...

Rogelio Sinán (en PanamáPoesía.com)

Anatomía de un Dandy (por Antonio Báez)

Ayer vi la película documental Anatomía de un Dandy sobre Francisco Umbral, que se llamaba Francisco Alejandro Pérez Martínez, apellidos los dos de su madre, hijo no reconocido, escritor de más de cien libros y miles de artículos, marcado por la trágica muerte a los seis años de su hijo, casado con la fotógrafa María España, que acabó abandonando su profesión después del matrimonio, inspirado en el mismo título, que ya el propio Umbral había usado en su ensayo Larra, anatomía de un dandy.

Hace unos años quise escribir una novela sobre los románticos españoles, una de esas ideas absurdas con las que continuamente tiene que luchar uno, y para ello, sobre las lecturas que ya tenía hechas, como la magistral Flores de plomo, de Zúñiga, en la que se nos cuenta acerca de la noche en que se mató Larra, me compré el libro de Umbral, de quien con anterioridad había leído en la biblioteca del barrio, cuando tenía menos de veinte años, La noche que llegué al Café Gijón y Las ninfas. La última vez que lo leí fue estas navidades, retazos sueltos de Travesía de Madrid, que es una novela suya de juventud del año 66. Por medio Mortal y rosa, no hace demasiado; a veces saltándome párrafos de profundo lirismo. El Umbral articulista con sus negritas, he de confesarlo, nunca me interesó.

Si algo se desprende del documental es que estamos ante un personaje que ha devorado al escritor. Alguien que, como él mismo dice al final, ha tenido la satisfacción de haber llenado la imagen que se había forjado de niño y de joven hasta arriba, hasta los bordes. Asistimos a la impostura del dandy que acaba llenándolo todo hasta que llega la enfermedad y la muerte, donde lo que ya tenemos es un anciano desvalido. La pose de Umbral, como la de su mentor Cela, caduca pronto, no se les ve demasiado sentido del humor y sí mucho sentido de su importancia, entregados a ese gran mundo social, al que fustigan y quieren pertenecer, en el que se sienten invitados sin derecho propio. Bajo todas las boutades, bajo la melena ahuecada con laca, detrás de las gafas, el vaso de whisky y las bufandas, se atrinchera alguien a quien intuimos profundamente herido, refugiado en la ternura de la madre, que como él mismo confiesa también es lastre, y la esposa, cuya actitud de tolerancia tiene mucho de maternal.

Umbral apostó por el éxito y el reconocimiento y ganó; lo tuvo todo, dinero, fama, ventas, influencia, relaciones. Pero hete aquí, aparece lo que nos empieza a igualar a todos, cuando ya uno no se puede tomar el whisky a media tarde, cuando el pelo clarea y un hombre parece cada vez más una señora de la propia edad y se mueve con torpeza, hasta el colofón de la imagen del columbario, en cuya lápida blanca aparecen su nombre y el de su hijo, que nos hace plantearnos lo que hemos visto; la peripecia del triunfador ha sido fugaz, lo que tenga que quedar de él estará, con suerte, en sus libros, en todas las sucesivas capas por mostrarse y esconderse a la vez, que es en lo que consiste esa literatura de conocer a los demás por un viaje dentro de las mentiras y verdades de uno mismo.

Me ha sorprendido que nadie en el documental pronunciase la palabra rencor.

Antonio Báez

No products found.