Aquí tenéis una muestra de la narrativa breve del escritor panameño Enrique Jaramillo Levi (1944) con tres de sus microrrelatos: “El globo”, “Caja de resonancias” y “Última línea”.
Enrique Jaramillo Levi es autor de una extensa obra literaria. Ha escrito cuentos, ensayos, teatro y poesía. Catalepsia, publicado en 1965, fue su primer libro de relatos.
El globo
Aburrido, sin motivo especial, compré un hermoso globo negro y seguí caminando lentamente por las veredas internas del bosque, alejándome lo más posible del bullicio. Era un domingo soleado, semejante a cualquier otro en primavera.
Llegué a una explanada colmada de gente que iba y venía en todas direcciones. No pude tomar otro rumbo y continué la marcha abriéndome paso a veces a empujones. El globo se columpiaba lánguido frente a mis pasos y casi daba la impresión de que se movía libremente y en forma horizontal, sin que estuviera sujeto al hilo no muy largo que yo tenía en una mano.
En cierto momento olvidé figuras, voces y olores a mi alrededor y me dediqué a observar el desplazamiento continuo que frente a mi marcha realizaba el globo. Poco después, éste se convirtió en un elemento tan importante que yo dejé de tener conciencia plena de mi ser.
Cuando volví a retomarla estábamos ya frente al lago. Fue horrible, pero de pronto sentí que no era más que un grano sin contornos en aquel deambular de gentes por todas partes, ignorando aliento sin dirección. Tuve la impresión de no estar sujeto a la gravedad porque me estaba desmaterializando. Sobre todo al mirar hacia abajo y no verme por sitio alguno entre la confusa masa de colores desplazándose en espirales lentos.
Caja de resonancias
Ha creído esconderla con gran sigilo, como siempre que roba, en el hueco de esa pared descubierta en la infancia y que tantas veces le había servido de escondite, pero no demora en advertir asombrado que fue su propia mano la que por un inexplicable error dejó atrás en esta ocasión, la indispensable, sigilosa mano, cómplice fiel de mil pequeñas fechorías, desprendida quién sabe cómo y sin dolor del brazo, y en seguida cae en la cuenta de que todo él, amplificando violentamente las nunca antes sentidas culpas, no hace más que sonar y resonar con vehemente acordes convertido en un gran objeto en movimiento que huye por las calles de la hasta entonces desierta ciudad atrayéndose la atención de múltiples ojos y oídos que sin el menor asombro llenan las aceras viéndolo —oyéndolo correr frenético, espectáculo para ellos fugaz— para él interminable, mientras con sus presencias lo acusan y él se torna consciente de ser una enorme, deshumanizada reproducción andante de aquella adorable caja de resonancias extraída del escaparate por su mano experta minutos antes de sentirse embelesado por la sonora armonía de sus ahora cada vez más delatoras repercusiones.
En la última línea…
Siento frío, mucho frío pese al calor que oprime el ambiente. Busco una cobija y me arropo temblando, mientras al mismo tiempo me escurre por las sienes el sudor. Tengo una familia hermosa, buenos amigos, propiedades, dinero en el banco, una excelente educación, salud, pero no soy feliz. Es como haber comido en abundancia y sin embargo seguir teniendo hambre. Todo esto lo pensó Armando Casís Duarte antes de nadar mar afuera hasta cansarse, y terminar hundiéndose a varios kilómetros de su Portobelo natal para no salir más a la superficie…..
Yo, que escribí todo lo anterior, no tengo las muchas cosas de las que disfrutaba mi personaje, y tampoco soy feliz; pero no por eso voy a cometer la estupidez de quitarme la vida. Lo que hago cuando me deprimo es crear pequeñas ficciones, como ésta. Probablemente mi autor, si tiene similares apremios, hace lo mismo. Por eso estoy aquí, y no en el mar Caribe, nadando como pez en el agua pese a las estrecheces de este minitexto. Hasta que acaso un lector avezado me atrape y me haga parte de su propia fantasía en la última línea.
Enrique Jaramillo Levi
- Fabricación francesa artesanal
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