Relato metaliterario de Reinaldo Bernal Cárdenas
Aquel día, temprano, un resplandor leve y caprichoso se coló por el ventanal y tuvo efecto estimulante sobre mi creatividad aletargada. Hacía días que sentía como que cargaba siglos de infecundidad creadora. No había ideado nada importante en mucho tiempo y mi vida se blandía en una sensación de mansa inexistencia. Desde luego aproveché el momento (que con la edad suele presentarse con menor frecuencia) y luego de una ducha tibia y un ligero desayuno, me encerré en la tranquilidad de mi estudio.