Esta noche he tenido un sueño extraño. Yo iba por un polígono industrial y delante de mí caminaba un tipo algo desaseado que vestía un mono azul, sin duda algún trabajador de la zona, hablando de literatura con mucha propiedad.
Al principio pensé que su discurso iba dirigido a otros dos hombres situados cerca de él, pero estos dos hombres tomaron una calle a la derecha y desaparecieron. El tipo del mono azul, inasequible al desaliento, siguió con su monólogo.
Como yo iba en su dirección, me entretuve escuchando atentamente sus palabras. En un momento dado, comenzó a hablar de Julio Cortázar. Ensalzó cuatro cuentos suyos (no recuerdo los títulos, pero sé qué ninguno de ellos era “La señorita Cora”, mi preferido). Entonces me dirigí a él para decirle eso, que de los cuentos de Cortázar “La señorita Cora” era el que más me gustaba. Pero el tipo siguió hablando, sin hacerme caso. Yo me enfadé con él. Le dije que era un maleducado, que yo le había estado escuchando sin perder detalle y que me parecía una falta de educación que no dedicara un segundo de su tiempo para escuchar mi comentario. Pero el tipo seguía hablando, hablando, hablando. Era uno de esos pesados que se merecería un crimen ejemplar a lo Max Aub.
Cabreado, me fui lejos de él.
Al poco me desperté.
Resulta que el mismo discurso que estaba dando el tipo del sueño estaba siendo reproducido en mi teléfono móvil. Comprendí que horas antes me había dormido escuchando con los auriculares un vídeo en YouTube sobre un autor francés, y, cuando se terminó el vídeo, el algoritmo de YouTube había puesto en marcha otros vídeos, el último de ellos una clase magistral sobre relatos cortos. Un tipo subido a un escenario, vestido de manera clásica, con traje y corbata (nada de mono azul, por supuesto), daba una clase magistral sobre narrativa breve. Seguía hablando de Julio Cortázar, de sus cuentos, de esos cuatro relatos que ahora no recuerdo.
Y ese ha sido mi sueño “inducido”.
Pero, pensándolo bien, no sé por qué escribo que ha sido un sueño extraño, cuando en el mundo real abundan esas personas que hablan mucho y nunca escuchan a los demás.
Francisco Rodríguez Criado, escritor y corrector de estilo.

Francisco
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